martes, 20 de mayo de 2014

La villa medieval más bonita de Valladolid


"Yo: ¿Has visto esto al fondo, sobre una colina?
Él: Si, es verdad, hay algo allí.
Yo: ¿Nos acercamos?"


Y así aumenté mi lista de "descubrimientos" (= lugares que me encuentro totalmente al acaso sin haberlo planeado y ni sabiendo que existe), pero esto ya es tema para otra entrada.

Tras meterse por algunas carreteras secundarias guiados por aquella construcción en el alto del monte, llegamos por fin a un pueblo hasta este momento sin nombre.


Es curiosa la sensación de entrar en un sitio desconocido por la primera vez. Cuando lo tienes planeado previamente, llegas con algunas expectativas, sabes lo que te espera. Pero cuando te topas con algo inesperado en el camino, es mucho más emocionante.

Nada mas llegar al pueblo nos encontramos con parte de sus murallas y un pequeño arco de entrada. Al cruzar el arco te das cuenta que el pueblo no es tan medieval como te lo esperabas, pero tiene su encanto.


El pueblo parece que ha sido olvidado en el tiempo, pese a que era fin de semana las calles estaban medio vacías y el silencio se notaba. No me extraña que las murallas hayan aguantado tanto tiempo casi enteras, el lugar está perdido en medio de los campos de cultivo y me recuerda una película del año tchimpun, de estas que echan en la tele durante la madrugada.


Puedes hacer andando el recorrido casi completo de las murallas, y si tienes suerte de pillar un día bueno las vistas bien que se merecen una pausa para el disfrute.





Como podéis ver, las casas que se encuentran dentro de las murallas no han sido tan bien cuidadas y muchas se encuentran en un lamentable estado de abandono.


Aprovechamos la pausa para comer algo y nos encontramos una pequeña cafetería pegadita a las murallas y repleta de libros. El lugar era pequeñito y acogedor, con una comida casera buenísima.


Luego buscando en San Google me entero el porqué de tantos libros en la pequeña cafetería: En el año 2007 el pueblo ha sido nombrado Villa del Libro, un proyecto cultural inspirado en otras villas del libro existentes en Europa (Hay-on-way en País de Gales, Redu en Bélgica, Montolieu en Francia, Bredevoort en Holanda, etc.). El objetivo es, según la pagina web del Ayuntamiento de Urueña "la dinamización económica, cultural y turística a partir de la recuperación de los espacios públicos como lugares de compraventa de libros y la celebración de eventos culturales ligados a la literatura."




De lo que un día fue un Castillo, quedaron ruinas tras tantos años de su uso como cementerio.


Fotos @ LugaresQueVer

lunes, 12 de mayo de 2014

Hasta los toros tienen un plan B

Cuando llegue a España hace ya casi 8 años, he de confesar que poco sabia de la cultura local además de lo típico: tapas, toros y flamenco (no siento una pizca de orgullo en decirlo). Pero felizmente las cosas cambian y desde entonces no he aprendido a bailar flamenco, tengo mi lista de trapas favoritas y una opinión muy bien formada sobre los toros.

Antes de que mis amigos anti-taurinos empiecen a tirarme piedras explico que para poder quejarse de algo, debes conocerlo primero así que como buena guiri me fui a ver una corrida de toros, la primera de mi vida.


Eran Fiestas de San Bernabé en Logroño y el programa incluía, como no, ¡los toros! Convencí entonces a uno que conozco para que me acompañara. Él es español, pero tampoco había ido nunca a ver a los toros. Confieso que salí de la plaza más confusa de lo que había entrado, con muchísima pena de los toros que habían luchado por su vida aquella tarde y segura de que lo único bueno de aquél espectáculo cruel ha sido la charanga que no paró de tocar ni un segundo animando a los espectadores.

Unos meses se pasaron hasta que recibí una invitación para ver los toros en las Fiestas de la Virgen Blanca en Vitoria, en esta ocasión acompañada de un pró-taurino muy de derechas. Nos llevó a un "espacio vip" dentro de la plaza y se pasó toda la corrida narrando el espectáculo y explicándome el porqué de cada cosa. Este día la famosa gota colmó el vaso y no he vuelto a ver una corrida en mi vida. Ni por la tele, ni después de vivir en Pamplona y respirar el aire taurino de Sanfermines, nunca jamás.


Pero aunque sea totalmente contra este tipo de espectáculos, sigo siendo una eterna enamorada de la arquitectura española, lo que incluye obviamente las plazas de toro. He oído a más de uno usar la excusa de que las plazas terminarían abandonadas para apoyar a los toros, algo totalmente sin sentido a mi ver, pero bueno, cada uno es cada uno. Lo quiero demonstrar aquí es que para todo en la vida hay un plan B, hasta para los toros. Podemos seguir disfrutando de la majestuosidad de las plazas españolas sin que haga falta matar a nadie.

Y os doy algunos ejemplos para probar que no miento:

PLAZA DE LAS VENTAS (MADRID):  Construida entre 1922 y 1929, esta plaza siempre me ha parecido una preciosidad. Cuando paso por delante me quedo totalmente atontada fijándome en los detalles y en lo bien hecha que está. Pues bien, todos los años RedBull realiza en su interior el "Red Bull XFighters" un torneo internacional de motocross estilo libre. Además, la plaza también recibe multitud de otros eventos como la Copa Davis, conciertos de música o lo que se te ocurra.



PLAZA DE TOROS DE LAS ARENAS (BARCELONA): Después de permanecer más de 30 años cerrada, alguien con una idea brillante ha decidido transformarla en centro comercial. Su fachada ha sido conservada y el interior adaptado a las tiendas. Y además, mejor ubicación no hay: en la Plaza España con vistas al MNAC y Montjuic.



VIEJO COSO (VALLADOLID): Y la última, salgo a pasear por Valladolid el fin de semana pasado y ¿qué me encuentro? Han transformado el viejo coso, la primera plaza de toros de la ciudad, en pisos. Pero no cualquier piso, sino unos pisos monísimos con vistas a un patio central arbolado.




Y si alguien tiene algo que decir a favor de la cultura taurina, que se busque otro sitio donde hablar, porque en este blog mando yo y aquí los toros terminan el día vivos.