Considerado una de las principales residencias de la familia imperial rusa, el Palacio Pavlovsk (hoy convertido en museo estatal) ha sido construido en 1777 a orillas del río Slavianka, en la ciudad de San Petersburgo (Rusia).
El palacio fue construido sobre un monte con vistas a los jardines con más de 600ha, una antigua zona de caza exclusiva de la familia real, hoy transformado en un parque muy frecuentado por los moradores de la ciudad.
Diferente de la mayor parte de los palacios rusos, construidos como símbolo de poder de la Rusia Imperial donde se celebraban eventos oficiales de gran magnitud, el Pavlovsk fue planeado para ser una residencia.
Sus 45 habitaciones finamente decoradas no han sobrevivido a las adversidades que marcaron el país. Sin embargo, lucen igual de bellas debido al largo trabajo que han tenido los artesanos para restaurarlas.
Hitler, por ejemplo, ha utilizado el local como cuartel-general de la Gestapo y antes de abandonarlo en 1944, lo incendió.
Hicieron falta cerca de 25 años para recuperar uno de los mayores monumentos arquitectonicos del pasado pre-revolucionario de Rusia, basándose en planos originales, imágenes y correspondencias.
Además, han tenido la suerte de que algunos funcionarios leales al palacio han conseguido enterrar o esconder en almacenes gran parte de las obras de arte y muebles, recuperados posteriormente.
Desde 1990 el palacio y sus parques son considerados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el grupo llamado "Centro histórico de San Petersburgo y conjuntos monumentales anexos".
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