Uff, he hecho tantas cosas la última semana que no sé ni por
dónde empezar. Así que a por el primer día y nuestra llegada a Ibiza.
Cogimos un vuelo desde Madrid con Ryanair, andaba yo curiosa
para ver si los cambios anunciados para mejorar su imagen en España eran
ciertos. Algunos de los cambios anunciados son la asignación de asientos - algo que otras
cias low cost ya lo llevan haciendo hace tiempo - y el equipaje extra de mano,
lo más deseado por todos, principalmente por mí. Aun me acuerdo bien mi vuelta
de París con Ryanair, que me hicieran meter una maleta dentro de la otra porque
no podía llevar nada extra.
En fin, volvamos al tema. El embarque sigue siendo un lío, aun
con los asientos asignados la gente no se organiza para embarcar, la cola de
embarque prioritario va mezclado con la normal y además esta se divide por en
medio de los asientos del aeropuerto como las raíces de un árbol. Una
maravilla, vamos.
Pero he de decir que el tema de los bolsos parece
solucionado, al menos temporalmente. El personal de Ryanair, normalmente muy
pesado con el equipaje de mano, ni lo ha mirado. Ninguna maleta de ninguno de
los pasajeros ha pasado por la famosa caja azul. Y eso que habían unos
cuantos embarcando que no entienden el concepto "bolso de mano" y se
llevan la casa encima. Hace unos meses nuestro amigo Ryan no habría permitido que ninguno de ellos subiera a bordo. Well done, Ryan.
Si os acordáis bien, el interior de los aviones de Ryanair
era como la pagina de anuncios del periódico del pueblo. Además, se pasaban todo
el vuelo ofreciendo cosas como si estuviéramos en un mercadillo de domingo. Tras
los últimos cambios, gran parte de la publicidad ha sido retirada, las pocas
que quedan son sobre la comida que venden a bordo. Todavía anuncian loterías y
sorteos dentro del avión, pero el texto ahora es mucho más corto.
Pues eso, llegamos a Ibiza tras un vuelo cortito de apenas
55min y aterrizamos con unas vistas preciosas de las salinas. Cualquiera que
tenga planeado irse a pasar unos días en esta isla sabe que la mejor forma de
moverte por ella es alquilando un coche, por lo que no es ninguna sorpresa ver
la cantidad de empresas de alquiler que salpican alrededor del aeropuerto.
El
aeropuerto es pequeño por lo que solo unas pocas cias de alquiler de coche
tienen oficinas dentro, normalmente las grandes. Todas las pequeñas tienen naves en los polígonos alrededor del aeropuerto y ofrecen gratis un servicio
de furgonetas express que va al aeropuerto cada 15min a recoger a la gente. El
punto de encuentro de todas las cias de alquiler de coches es el mismo: la tercera y
última calle del parking publico en frente al aeropuerto.
Hablando así suena raro, lo sé, pero la verdad es que el
sistema funciona bastante bien y permite a las cias de alquiler de coche
ofrecer un precio más competitivo. Yo no tengo ninguna queja sobre el sistema,
funciona muy bien la verdad.
Sigo con nuestro día. Llegamos al hotel, muy sencillo
pero justo en frente a la pequeña playa de Ses Figueretes, la más cercana al
núcleo urbano de Ibiza. Una playita pequeña con un comercio abundante
totalmente preparado para los guiris. Pero en aquel momento, esto me daba un
poco igual. Apenas llegamos y ya estábamos metidos dentro del agua.
Por la noche fuimos de paseo a Ibiza, Figueretes está tan
cerca que se puede ir andando, dependiendo del paso tardas 15-20 min en llegar.
Nuestro objetivo para el fin de tarde pós-baño de mar era visitar Dalt Vila y el puerto, como la ciudad es pequeña hemos tenido tiempo suficiente para
hacerlo.
Entramos en Dalt Vil por una de sus varias
puertas y desde allí nos perdimos andando sin rumbo por sus murallas y
callejuelas. Preparaos las piernas porque gran parte es cuesta arriba y no llevéis
mapas, Ibiza es mucho más interesante cuando vas por libre explorando sus
túneles y rincones. Nosotros encontramos por acaso en nuestro camino una
procesión, una de estas sorpresas curiosas que la vida te da.
No hace falta decir que las vistas desde Dalt Vila son
impresionantes como podéis comprobar vosotros mismos.
Y el día terminó con una cena en un restaurante pequeñito de
una callejuela del puerto y helado italiano en Figueretes.
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