domingo, 2 de noviembre de 2014

Camino de Santiago - Día 9: Triacastela - Morgade

Madrugamos como todos los días aunque como la etapa prevista para hoy (hasta Sarria) eran apenas 18km, tampoco teníamos mucha prisa.

Los primeros kms son cuesta arriba, en medio del bosque, en la oscuridad. Supongo que el camino era bonito pero con la linternita no ves nada más aparte de las piedras que debes evitar pisar. Y como era un bosque abundante, literalmente no veías un pimiento delante, detrás o de los lados. Para que te hagas una idea, hasta he confundido a dos peregrinos con un caballo! (lógica de mi cerebro a estas horas: cuatro patas delgadas = un caballo perdido en el bosque)

Camino de Santiago - Dia 9

Cuando por fin terminamos la subida y salimos a la carretera, el día había amanecido. Estaba nublado y esperábamos lluvia a partir de las 9am, por lo que íbamos ya preparados con el impermeable. Además, con el fin de evitar que la lluvia nos pillara en medio del camino, íbamos caminando a toda prisa.

Pero durante horas lo máximo que ha caído del cielo han sido unas pocas gotas muy finitas y mucha, mucha niebla, lo que popularmente llaman aquí en España de "calabobo". Siempre me ha hecho mucha gracia esta palabra porque describe la verdad : aunque en realidad no llueve, terminas empapado como un bobo bajo la lluvia.

Durante muchos kms hemos caminado por la Galicia rural profunda, en medio de vacas, perros de montaña y muchos gatos callejeros. Ya entiendo porque tanto la leche como el queso de esta tierra es bueno y abundante, no veíamos más que vacas y terneritos pastando por todos lados.

Camino de Santiago - Dia 9


Cuando nos dimos cuenta, eran las 10:30 y ya habíamos llegado a Sarria. ¿Qué hace un peregrino que termina una etapa tan pronto? Lo más lógico, adelantar los kms de la siguiente. Decidimos entonces avanzar 10km más y dormir en Morgade huyendo así del tsunami de turisgrinos que cada día se hace más grande.

Justo cuando llegamos a Sarria, la tan anunciada lluvia empezó con ganas y el impermeable obviamente no ha sido suficiente. Nos pusimos, bajo la lluvia, a buscar algún sitio donde comprarme un poncho de plástico bien ancho capaz de protegernos a mi, a mi mochila y a mi saco de dormir. No nos acordábamos que hoy es domingo y estaba casi todo cerrado, y tras largo rato andando y ya empapados encontramos una "tienda del peregrino" donde venden todo tipo de merchandising del camino, incluso el poncho que buscaba. Ya podíamos avanzar a Morgade aunque fuera bajo lluvia.

Caminamos los siguientes 10km bajo el diluvio universal, hundiéndonos en mega charcos de agua mezclados con caca de vaca en medio de la Galicia rural, una preciosidad.

Camino de Santiago - Dia 9


Por fuera estaba empapada desde la cabeza hasta los pies, y como llevaba chubasquero impermeable + botas impermeables + poncho impermeable, ¿adivinad que pasa con el sudor? Si, se queda pegadito a ti.

El camino se hizo interminable, cruzamos un par de pueblos que más parecían abandonados si no fuera porque habían vacas. Durante los últimos 5km no hacíamos más que repetir que nos quedaríamos en el siguiente albergue que hubiera en el camino y dejaríamos Morgade para mañana, pero lo que no sabíamos es que el siguiente albergue disponible estaba justo en Morgade.

Camino de Santiago - Dia 9

Sobre las 14h por fin llegamos a Morgade, quedaban apenas 3 camas disponibles ya que el albergue era muy pequeño (la típica casa de pueblo adaptada para dar cama-ducha-comida a un peregrino). Cuando vi el cartel de "Casa Morgade" fue como ver a un oasis en el desierto, ya pensaba en el fin de las botas empapadas, de la mochila pesada y de la ropa pegajosa.

La felicidad duró poco, en cuanto abrimos la cartera nos dimos cuenta que sólo había dinero para pagar una cama, el local no acepta tarjetas (Hello profunda Galicia rural haciendo de las suyas de nuevo!) y el cajero más cercano está a por lo menos 20km de aquí. Estaba tan tan agotada que me entraran ganas de sentar en el suelo y llorar, iba tan pendiente del poncho que ni se nos pasó por la cabeza sacar dinero en Sarria.

Pero antes de que pusiera mi brillante plan de niña pequeña en práctica y me tirara al suelo, la hospitalera nos dice: "no os preocupéis, os vais a quedar a dormir, coméis y cenáis aquí y mañana dejáis el dinero en una pastelería de Portomarin que nos trae las tartas todas las semanas, no es algo que hacemos habitualmente pero no hay problema".

Camino de Santiago - Morgade

Acostumbrada al egoísmo de la gente de las ciudades donde cada uno solo piensa en su propio ombligo, volví a creer en que la humanidad aun tiene solución y solo no le he abrazado a la mujer en agradecimiento porque estaba empapada de la lluvia. Vamos, que durante largo rato no me creía que una persona que no me ha visto en la vida nos iba a dar casa-comida sin ninguna garantía de que eramos de fiar. He tenido vergüenza de mi misma al darme cuenta que ya me había transformado en una urbanita egoísta.

Después de una ducha caliente y de llenarnos la barriga, el cerebro volvió a funcionar y nos acordamos de que le podíamos pagar los gastos hoy mismo con una transferencia bancaria hecha desde el móvil, y entonces me he sentido estúpida por no haberlo pensado antes. El agotamiento físico puede jugarte malas pasadas, ahí está la prueba.

Ah, y lo más irónico: en cuanto llegamos al albergue y nos acomodamos en nuestro rincón de la habitación, ha dejado de llover e incluso ha salido el sol durante un rato. San Pedro, me tomas el pelo ¿verdad?


El resto de la tarde la pasamos descansando, tampoco es que haya mucho que ver en ese mini-pueblo en medio de la nada. La lluvia no me ha permitido hacer muchas fotos porque con el diluvio que caía era impensable sacar el móvil así que tenéis que contentaros con las pocas que hay.

Hemos reorganizado (de nuevo) los planes para esta semana: nos quedan "solo" 100km para llegar a Santiago por lo que intentaremos hacerlo el jueves en vez de viernes. Como ya tenemos los billetes de tren a casa comprados para el sábado, llegar un día antes a Santiago nos daría tiempo de hacer algo de turismo y de relax antes de marcharnos. A ver si el tiempo, las agujetas y las nuevas ampollas surgidas hoy nos ayudan 

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