Para cruzar de Canadá a Estados Unidos en coche, lo primero que tienes que hacer es la inmigración. Este es uno de los momentos en los que das valor a la Unión Europea y su "ausencia" de fronteras. Como hemos cruzado la frontera a las 10am, no hemos enfrentado una cola de coches muy larga, pero aun así nos ha costado cerca de 1h todo el proceso.
25km antes de EEUU ya hay unos cuantos carteles informando de que te acercas a la frontera y que la zona está sob vigilancia aérea, eso sin mencionar la cantidad de coches de policía parados a lo largo del camino. Además, en todas las paginas web que he leído avisaban de que era una zona que, en algunas épocas del año, sufría con largos atascos, así que llegamos preparados para ello.
Lo primero que haces es parar en un puesto parecido al de los peajes donde dos policías americanos te piden los pasaportes y hacen las típicas preguntas de inmigración: adonde vais, a hacer el qué, durante cuanto tiempo, etc.
Nos informaron que tendríamos que parar el coche un poco más adelante en unos puestos preparados para inspección mientras ellos verificaban nuestros documentos. En este puesto, otro policía nos llevo a una sala de espera llena de gente mientras otros dos policías revisaban todo lo que había dentro del coche. En esta sala, tuvimos que rellenar algunos documentos, sacar las huellas digitales, hacer una foto y pagar 12 USD de tasas antes de seguir viaje.
Y después de unas 7h de viaje en coche desde Montreal, ¡llegamos a Nueva York! En un viaje tan corto, quedarse en el hotel era un desperdicio de tiempo así que nos fuimos a la calle a dar un paseo.
Nuestra primera parada fue el Rockefeller Center, el mayor complejo del mundo de propiedad privada. Nada mas llegar vemos la estatua de Atlas, una figura humana de 4,5m situada sobre un pedestal de 3m a la entrada del International Building.
Justo en frente de la estatua, al otro lado de la calle, está la Catedral de San Patricio y mi gozo en un pozo al ver que la están rehabilitando y se encontraba entera tapada por andamios. Enfin, c'est la vie.
Seguimos un poco más adelante y llegamos al Sunken Garden, el famoso espacio entre los edificios que seguro habéis visto en más de una película. En invierno el local está ocupado por una pista de patinaje en el hielo y en verano por un café al aire libre. El espacio está rodeado por banderas de los Estados miembros de las Naciones Unidas.
En el centro de la plaza se encuentra la estatua del Prometeo, una escultura de oro y bronce hecha por Paul Manship. El pedestal representa la Tierra y el círculo con los símbolos del zodiaco, el firmamento.
El Rockefeller Center también alberga el Radio City Music Hall, el teatro más importante del país y apodado Showplace of the Nation. Inaugurado en 1932, fue considerado el primer destino turístico de NY y su interior declarado punto de referencia de la ciudad.
El día siguiente madrugamos para ir a la Estatua de la Libertad. Os aconsejo ir en el primer barco a las 8am para evitar las largas colas que se forman para entrar en el monumento. Desde hace unos años hay controles de seguridad similares al de los aeropuertos antes de subir al barco y antes de entrar en la estatua, no se permite llevar bolsos grandes y debes dejar la mochila en taquillas. Además, si quieres subir a la corona hay que hacer una reserva previa por internet con hora fija y estar en el monumento puntualmente sino pierdes el turno. Todo eso hace con que la visita sea algo lenta, por lo que si vas a primera hora cuando el numero de turistas no es tan grande todo es mas rápido.
El barco que te lleva a la estatua es el mismo que hace la visita a Ellis Island, actualmente cerrada por obras debido a los daños causados por el último huracán que paso por la ciudad.
El Charging Bull (calle Broadway con Bowling Green Park) ha sido hecho por Arturo di Modica en 1989 simbolizando la fuerza de los americanos tras la caída de la bolsa en 1987. Al principio se encontraba en frente al New York Stock Exchange, aunque luego fue trasladado a su actual sitio.
El numero de visitantes diarios es tan grande que la escultura se encuentra vallada y un vigilante organiza la cola de personas que quieren hacerse una foto con el toro. En la foto arriba podéis ver el tamaño de la cola a las 11am.
El Federal Hall National Memorial (Wall Street 26) marca el lugar donde George Washington, el primer presidente de la nación, juró su cargo. El actual edificio ha sido construido en 1842 reemplazando el edificio original.
Seguimos el paseo por las calles del Lower Manhattan y llegamos a la zona cero, local donde anteriormente se encontraban las torres del World Trade Center. El coche de bomberos aparcado en la puerta hace con que sea casi imposible no acordarse de aquel 11 de septiembre de 2001 y pensar que apenas un mes antes yo estaba en este mismo lugar apreciando un paisaje completamente distinto. El mundo da muchas vueltas...
Actualmente las obras siguen, la primera torre está casi terminada y ya se puede visitar el 9/11 Memorial. La visita es gratuita (solo piden una donación) aunque debido a la gran cantidad de turistas os aconsejo hacer la reserva previamente por internet. La primera vez que fuimos al local las entradas estaban agotadas y la cola para entrar era casi infinita. Terminamos haciendo una reserva por internet esta misma noche y volvimos al día siguiente. Si llegas con reserva entras en un "fast track", caso contrario tienes que meterte en una cola aun más larga corriendo el riesgo de perder el tiempo y que ya no queden entradas disponibles.
El local donde antes se encontraban las torres gemelas hoy está ocupado por dos grandes piscinas adornadas con el nombre de las victimas de aquel 11 de septiembre. Alrededor de las piscinas hay un gran jardín arbolado todavía en obras. Para acceder a la zona tienes, como siempre, que pasar por un control similar al de los aeropuertos, así que nada de mochilas o bolsos grandes.
Después del paseo por Lower Manhattan, cogemos el sofocante y nada ventilado metro para ir a Midtown. Primera parada, Empire State Building, el rascacielos más famoso de Nueva York.
Como os he contado ya en otro post, hay distintos tickets para el Empire State (ver aqui), nosotros optamos por comprar el que te permite acceder a ambos miradores (pisos 86 y 102). Tengo que decir que el piso 86 es un poco agobiante debido a la enorme cantidad de personas que se empujan en el local buscando el mejor sitio para hacer una foto.
La planta 102 es mucho más pequeña que la 86, pero la cantidad de personas también es más reducida. Es un espacio cerrado con grandes cristales donde tienes una visión mucho mas bonita de la ciudad sin tener que codearte con otros cientos de personas más.
Al fondo de la foto tenemos el Lower Manhattan con destaque para la nueva torre del WTC. La bruma que había este día era un poco molesta, pero en días buenos puedes ver un poco más a lo lejos la Estatua de la Libertad.
Y como no, los 340 hectáreas del Central Park, pulmón de NYC, también destacan desde el mirador. En la foto vemos claramente el Reservoir, un lago que ocupa 43 hectáreas y está bordeado por un sendero de 5km.
A finales de la tarde nada mejor que descansar en el Brooklyn a la orillas del río con unas increíbles vistas del skyline de Manhattan. Para ver más, haz click AQUI. Y ya que estamos en el Brooklyn, una visita a su más emblemático puente es algo casi obligatorio.
La mañana del último día de viaje ha sido dedicado a pasear por el Central Park y sus principales puntos turísticos. Dada su gran extensión y el poco tiempo disponible, conocerlo entero era tarea imposible.
La primera parada ha sido el Belvedere Castle, un pequeño castillo de piedra construído en el siglo XIX con unas vistas magnificas. La zona al rededor del lago es conocida como Turtle Pond debido a las miles de tortugas que ocupan el local.
Una de las famosas estatuas encontradas en el Central Park es la de Alícia en el País de las Maravillas hecha por José de Creeft en 1959.
Y antes de terminar la visita, una parada obligatoria en Strawberry Fields, una idílica zona patrocinada por Yoko Ono en memoria de John Lennon, quienes vivieron en el cercano edificio Dakota.
Salimos del Central Park y tras un paseo por la 5ª Avenida para decir hola a Zeca Pagodinho, quien cantaba en el Brazilian Day, nos fuimos a la Grand Central Terminal, una de las estaciones más grandes del mundo con + 500.000 pasajeros/día. A poca distancia de la estación se encuentra el Edificio Chrysler.
El local cuenta con más de 50 restaurantes en su interior, uno de ellos el famoso Junior's Cheesecake, nuestro destino. Allí cenamos unas hamburguesas caseras de muerte con cervezas producidas en el Brooklyn y de postre, ¡cheesecake! Ahora entiendo porqué su cheesecake ha sido elegido el mejor del país, un verdadero orgasmo para el paladar.
Para terminar la noche, un paseo por Times Square. Parte de la plaza está en obras, por lo que el espacio para los turistas se había visto un poco reducido y andábamos apretados entre tanta gente. Pero aun así, ha valido la pena la sobredosis de luces y colores por todos lados.
La vuelta a Canadá ha sido un poco más larga porque como el primer lunes de septiembre es festivo en ambos países por el Labor Day, la carretera estaba llena y nos costó casi 2 horas de largas colas hacer la inmigración, pero al menos no tuvimos que bajarnos del coche para una segunda revisión y con contestar algunas preguntas a la policía ha sido suficiente...
Pero antes de irme, deciros que en Nueva York se puede comer bien y barato, basta saber buscarlo. Hay puestos de comida rápida esparcidos por todos lados y algunos super famosos. Hemos comido en un puesto árabe increíblemente bueno en frente al Radio City que la cola de gente para comprar superaba las 30 personas y el precio era de risa: 12 USD bocadillo + plato de comida + dos bebidas.
En la página NYCTruckFood podéis buscar el local exacto donde se encuentra el truck food por zona o tipo de comida. También os aconsejo echar un ojo en la página NYC Food Truck Association para enterarse de los eventos y novedades durante todo el año.
Fotos: Lugares Que Ver
