Cuando llegue a España hace ya casi 8 años, he de confesar
que poco sabia de la cultura local además de lo típico: tapas, toros y
flamenco (no siento una pizca de orgullo en decirlo). Pero felizmente las
cosas cambian y desde entonces no he aprendido a bailar flamenco, tengo mi
lista de trapas favoritas y una opinión muy bien formada sobre los toros.
Antes de que mis amigos anti-taurinos empiecen a tirarme
piedras explico que para poder quejarse de algo, debes conocerlo primero así
que como buena guiri me fui a ver una corrida de toros, la primera de mi vida.
Eran Fiestas de San Bernabé en Logroño y el programa
incluía, como no, ¡los toros! Convencí entonces a uno que conozco para que me
acompañara. Él es español, pero tampoco había ido nunca a ver a los toros.
Confieso que salí de la plaza más confusa de lo que había entrado, con
muchísima pena de los toros que habían luchado por su vida aquella tarde y
segura de que lo único bueno de aquél espectáculo cruel ha sido la charanga que no
paró de tocar ni un segundo animando a los espectadores.
Unos meses se pasaron hasta que recibí una invitación para
ver los toros en las Fiestas de la Virgen Blanca en Vitoria, en esta ocasión
acompañada de un pró-taurino muy de derechas. Nos llevó a un "espacio
vip" dentro de la plaza y se pasó toda la corrida narrando el espectáculo
y explicándome el porqué de cada cosa. Este día la famosa gota colmó el vaso y
no he vuelto a ver una corrida en mi vida. Ni por la tele, ni después de vivir en Pamplona y respirar el aire taurino de Sanfermines, nunca jamás.
Pero aunque sea totalmente contra este tipo de espectáculos,
sigo siendo una eterna enamorada de la arquitectura española, lo que incluye
obviamente las plazas de toro. He oído a más de uno usar la excusa de que las
plazas terminarían abandonadas para apoyar a los toros, algo totalmente sin
sentido a mi ver, pero bueno, cada uno es cada uno. Lo quiero demonstrar aquí
es que para todo en la vida hay un plan B, hasta para los toros. Podemos seguir
disfrutando de la majestuosidad de las plazas españolas sin que haga
falta matar a nadie.
Y os doy algunos ejemplos para probar que no miento:
PLAZA DE LAS VENTAS (MADRID): Construida entre 1922 y 1929, esta plaza
siempre me ha parecido una preciosidad. Cuando paso por delante me
quedo totalmente atontada fijándome en los detalles y en lo bien hecha que está. Pues
bien, todos los años RedBull realiza en su interior el "Red Bull XFighters" un torneo internacional de motocross estilo libre. Además, la
plaza también recibe multitud de otros eventos como la Copa Davis, conciertos
de música o lo que se te ocurra.
PLAZA DE TOROS DE LAS ARENAS (BARCELONA): Después de
permanecer más de 30 años cerrada, alguien con una idea brillante ha decidido
transformarla en centro comercial. Su fachada ha sido conservada y el interior
adaptado a las tiendas. Y además, mejor ubicación no hay: en la Plaza España
con vistas al MNAC y Montjuic.
VIEJO COSO (VALLADOLID): Y la última, salgo a pasear por
Valladolid el fin de semana pasado y ¿qué me encuentro? Han transformado el
viejo coso, la primera plaza de toros de la ciudad, en pisos. Pero no cualquier
piso, sino unos pisos monísimos con vistas a un patio central arbolado.
Y si alguien tiene algo que decir a favor de la cultura
taurina, que se busque otro sitio donde hablar, porque en este blog mando yo y
aquí los toros terminan el día vivos.
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