Antes de nada, quiero dar mis más sinceras gracias a la enfermera anónima de Cacabelos que con su buena mano me ha curado las ampollas. De las muchas que hay, hoy apenas he tenido que tratar a una de ellas y estoy que ni me lo creo. Definitivamente, esta mujer está en la profesión correcta. ¿Y qué ha hecho ella de especial? La verdad es que nada de otro mundo: me ha pinchado las ampollas para que todo el líquido acumulado se drenara, un buen chorro de betadine, lubricante urológico para anestesiar el dedo y esparadrapos. Y es tan maja que incluso me regaló el bote de lubricante para que pueda seguir echándolo en los dedos antes de caminar, un encanto de persona
Pero volviendo al camino, hoy me he despertado bien gracias a que las ampollas estaban curadas. Salimos prontito de Cacabelos y avanzamos a buen ritmo. El hecho de que tuviera el pie mejor ayudó bastante incluso con las agujetas ya que los días anteriores pisaba mal por el dolor de las ampollas y esto hacía con que las piernas me dolieran más aún potenciando las agujetas. Hoy tengo cero quejas sobre este tema hahaha. Además, el día estaba nublado y había un viento fresquito, estupendo para caminar. Ojalá todos los días de camino fueran así.
Durante el primer tercio del trayecto caminamos entre viñas, un paisaje muy riojano. Las uvas están ya listas para cosechar y antes del sol nacer ya habían agricultores trabajando en sus fincas.
Llegamos a Villafranca del Bierzo sobre las 8 y pico, desayunamos en un excelente bar que encontramos por el camino, dimos una rápida vuelta por el pueblo (monísimo, por cierto) y seguimos avanzando.
Los dos últimos tercios hemos caminado casi todo el rato entre el río Valcarce y la antigua N6, hoy poco utilizada porque justo al lado está la A6. Lo malo de los tramos paralelos a las carreteras es que 1) el ruido y el humo de los coches pueden ser muy molestos y 2) muchas partes del camino no están correctamente habilitados para los peregrinos y tienes que cruzar por en medio de la carretera /caminar por el arcén/compartir espacio con las bicis que suelen pasar a toda velocidad, etc.
Ya sabiendo que la subida a O Cebreiro tiene fama de chunga, nuestro objetivo hoy era acercarnos al pie del monte a dormir y hacer la subida el día siguiente prontito cuando aún hace fresco. Tras la experiencia de bajar desde Foncebadón a medio día con el calor que hace, no queríamos repetirla subiendo O Cebreiro a estas horas.
Llegamos pronto a Vega, mi mejora física ha venido un día más tarde de lo esperado pero aquí está, y se agradece (gracias!). Aun tengo el cuerpo cansado y los músculos dolidos pero ya no sufro tanto como los días anteriores. Esto ayuda a que avancemos rápido, lleguemos pronto al destino y tengamos más tiempo de relax por la tarde para recuperarnos para el día siguiente. Vamos, todo beneficios!
Vega es una pequeña localidad, muy agrícola y con poco que ver. Nos hemos quedado en un albergue justo a la entrada del pueblo que es algo antiguo pero esta limpio (al final, supongo que la limpieza es lo que más importa en estos casos, o al menos eso pienso yo). El albergue es pequeño y somos apenas 5 personas durmiendo aquí esta noche, por lo que se respira paz y tranquilidad, algo que viene estupendamente para descansar.
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