En el puente de noviembre de 2014 nos escapamos a Barcelona, ya que toda excusa es buena para volver a la ciudad que un día fue mi casa. Después vivir unos años en la capital catalana puedo decir que ya no me quedan muchas novedades que ver pues mi temporada allí ha sido bien aprovechada visitando cada rincón de la ciudad. De ahí mi sorpresa cuando Jose me invita a visitar la Torre Bellesguard, una obra de Gaudí hasta ahora cerrada al publico y desconocida por gran parte de la población.
No hizo falta contarme nada más para convencerme a coger el primer taxi que encontré que pudiera llevarme allí. Abajo os dejo la historia del local contada por su mejor guía además de algunas excelentes fotos del Instagram oficial de la torre.
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Dicen los amantes de Barcelona, que vuelven una y otra vez ya que siempre hay cosas nuevas que visitar. Sea por quinta, sexta o séptima estos forasteros nunca se cansan de recorrer la Ciudad Condal buscando joyas desconocidas.
Y aquí debemos darles la razón ya que saliendo un poco del centro de la ciudad podemos encontrarnos ni más ni menos con una Casa-Castillo construida por Antoni Gaudí y que es su obra más desconocida : La Torre Bellesguard.
En las faldas del Tibidabo, en el barrio de Sant Gervasi, se encuentran las ruinas del Castillo del Rey Martí. Construido a principios del siglo XV por el último rey de la dinastía de Barcelona, cuyo dominio abarcaba todo el Mediterráneo en la época dorada de los Condes de Barcelona y el Reino de Aragón.
En el año 1900 Gaudí y su amigo y mecenas Jaume Figueras se enamoraron de las ruinas y el trágico destino del Rey Martí, así que este último compró los terrenos y Gaudí se puso manos a la obra para crear junto a estas ruinas, las cuales restaura, su edificio más medieval y más desconocido que será finalizado en 1909.
La Torre Bellesguard está abierta al público desde Septiembre de 2013, por decisión de la familia que vive dentro de ella. Familia que es posible que vea entrando y saliendo de los primeros pisos con total normalidad.
Lo que más sorprende de este lugar es la calma (aún no ha sido descubierto por el turismo masivo), las sorpresas que nos depara su interior (lleno de misterios que los propios visitantes tienen que descubrir) y las vistas desde los tejados que disputan a los bunkers del Turó de La Rovira el título de mejor mirador de la ciudad.
Antes de que lleguen las largas filas y antes de que nos cieguen los flashes y los selfies, estamos en el mejor momento de visitar este lugar romántico, trágico y esplendorosamente bello que nos ha regalado este Genio, a veces tan poco valorado, llamado Gaudí.
Texto @ JotaVé
Fotos @ Torre Bellesguard
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